Inspirados por las maravillosas vigas de hormigón en voladizo de la Casa Lucio Muñoz de Fernando Higueras, surgieron los primeros bocetos de este proyecto.
Como en el proyecto de Higueras, en nuestra casa se busca la máxima honestidad de la estructura y de los materiales quedando vista en toda la planta baja de la vivienda la estructura de losas y vigas de hormigón armado, con un acabado abujardado que genera una ambiente cálido y brutalista al mismo tiempo.
Utilizamos materiales naturales, como los estucados de cal hidráulica, la mampostería de piedra carrascoy del lugar o los ladrillos de barro que conforman el cerramiento de la vivienda y a su vez sirven como acabado interior y exterior.
Todo el mobiliario interior se diseña a medida, sin llegar hasta el techo para no cortar la continuidad visual de las vigas de hormigón, y dejar que cocina, comedor, salón y despacho quedan formando parte de un mismo espacio.
El techo de la planta superior se prolonga hacia el exterior mediante una losa de hormigón en voladizo que disminuye su sección progresivamente, imitando y exagerando las cornisas clásicas que se utilizaban para rematar los edificios, recuperando así un elemento de diseño que la arquitectura nunca debió perder..
La distribución responde a las necesidades de un matrimonio cuyos hijos ya no vivien en casa, y donde una de nuestras prioridades ha sido el vínculo con el exterior, de modo que desde todas las estancias principales de la vivienda se tenga una conexión visual directa con el jardín y la piscina a través de grandes zonas de ventanales que a su vez se protegen del sol con distintos sistemas de oscurecimiento por el interior y exterior especialmente diseñados para la vivienda.
Del mismo modo se distribuyen los espacios buscando visuales cruzadas con ventanas al exterior como puntos de fuga que permitan siempre tener una sensación de control y referencia de todos los espacios de la casa.
